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Palabras de Freddy Fuentevilla para los presos de Conspiración de Células del Fuego

Estimados compañeros CCF, un abrazo fraterno y lleno de rebeldía. Decirles que nos une una realidad en común, sea esta en Grecia, América Latina o cualquier rincón del mundo. Rescato en estas líneas más que lo individual, lo colectivo. Las causas por las que nos encierran, con matices más o matices menos, son la misma causa, somos rebeldes, somos subversivos, anti-capitalistas, anti-imperialistas, somos pueblo-pobre, no somos víctimas, no somos cómplices de una historia sin perdón, no somos indolentes, no seremos jamás sus esclavos, no somos culpables ni inocentes.

Cuando el Estado decide aniquilarnos, perseguirnos y encerrarnos no es por simple casualidad, sino porque cada uno de nosotros simboliza el peligro para cualquier Estado. Nos demonizan con su lenguaje desde que no es el nuestro, la prisión es parte de sus lenguaje, parte de la guerra social y de clases. Debo decir que nos ha tocado vivir la prisión no solo en este territorio llamado Chile, también en Argentina, y en cada prisión siempre vi al mismo sujeto ,a mi pueblo-pobre, a mis hermanos de clase y trinchera; al mismo tiempo, el verdugo también es el mismo, su policía.

En el juego de lo que somos y lo que no somos, dejamos claro que no somos víctimas, somos combatientes, y esto no es solo palabras, lo dice nuestra historia y nuestro presente. Esta realidad la hacemos trinchera, no buscada ni deseada, pero nos hacemos cargo de nuestros sueños, de nuestra opción de lucha consciente, de la lucha irrenunciable por la felicidad.

Hermanos, les envío mi fuerza, mi dignidad, mi solidaridad. Entre los pueblos no existen fronteras ni banderas, solidaridad e internacionalismo no son solo palabras al viento, son un arma.

“Aquí nada termina y nadie se rinde, la lucha continúa”

Freddy Fuentevilla Saa. Prisionero mirista. Cárcel de Alta Seguridad Santiago, Chile, Octubre de 2011


Palabras de Juan Aliste para los presos de Conspiración de Células del Fuego

La guerra social es un asunto de clase, es una cuestión de vida que trasciende los obstáculos (fronteras) trazadas por un enemigo común, el capital con sus sistemas de dominación, explotación, represión y miseria a manos del poder de los ricos. Como rehenes del Estado chileno y su gobierno burgués de los ricos, desde las fauces carcelarias de su sociedad, nos fugamos en la complicidad libertaria de reivindicar a piel la acción directa con idea fértil de subversión desde la individualidad a lo colectivo real.

La historia se repite y la veteranía del poder para someter a los que luchan es transversal, sus maquinarias fascistas con métodos sustentados en la represión en concomitancia con policías, jueces y medios de desinformación expanden el miedo y el terror legitimando sus cárceles, asesinatos y torturas. Mas, el Estado se equivoca al desconocer el latido indómito de nuestras vidas, prueba concreta y a piel es esta complicidad de sangre que nos permite fortalecernos en la adversidad, comunicándonos, sabiéndonos, odiando juntos las mañanas y rescatando la ternura en cada gesto acción de los nuestros. Así la prisión en sus cárceles no es más que la reafirmación de todo cuanto aborrecemos, desde sus estrados, asesinos de niños y sembradores de miseria.

Queridos pares de lucha, con el inclaudicable sabor de tomar mi vida, trayendo en mi mochila la certeza de que frente a la miseria no hay libertad, pongo mis huesos para encender esta mecha, les saludo con la alegría de esta vivos, empuño mi mano, agudizo la mirada y la totalidad de los sentidos. Que el oxígeno de vuestra propuesta sea el inicio imparable de coordinación. Para empezar mis saludos, sus pensamientos son los nuestros ecos de un estruendo libertario.

Salud!

¡¡Mientras exista miseria habrá rebelión!! ¡¡Solidaridad combativa con los que luchan!!

Juan Aliste Vega, subversivo encarcelado por el Estado Chileno, acusado por la recuperación del Banco Segurity, enfrentamiento con la policía causando la muerte de uno de sus miembros y lesiones graves de otro.

Cárcel de Alta Seguridad, Santiago de Chile.